Misión salesiana entre las familias de Andacollo y Zapala
Seis hermanas religiosas acompañan a las familias de Andacollo y Zapala. Una vida de entrega desde la fe con una convicción: nadie está solo.
Ver Más10 de octubre, 2018
Agustín Stojacovich vivió una experiencia misionera en Angola que le cambió la vida, como él se la cambió a muchos chicos y chicas. Aquí comparte su testimonio.
En 2015 y 2016
tuve la oportunidad de servir como voluntario
en Benguela, ciudad del sur de Angola. Por nuestra Escola Dom Bosco pasaban
cada jornada 2500 personas, muchas con el deseo de terminar el secundario,
otras el de alfabetizarse.
Un grupo de
jóvenes aprendía oficios con los que ganarse la vida: herrería, carpintería,
mecánica, electricidad. Muchos de ellos consiguieron trabajo de inmediato, gracias
a la calidad de la enseñanza y los recursos con los que contaba el Centro
Profesional, con equipamiento moderno.
A su vez, la Parroquia concentraba a multitud de
jóvenes que se daban cita cada sábado en el patio salesiano. Unos veinte
grupos se dedicaban a evangelizar a su modo: a través del juego, el baile, la
formación carismática, el deporte, campamentos. El lenguaje era el mismo: el del sentirse en casa y en clima de familia
Durante los dos
años de experiencia realicé diversas tareas, como dar clases de filosofía y
pedagogía u organizar una escuela de fútbol. También hicimos hincapié en
expresiones culturales: poesía, ritmos africanos, actuación.
El patio salesiano, además de
encontrarnos, ofrece múltiples estrategias para que la propuesta sea significativa y transformadora, tanto del entorno
como de las personas. Aún recuerdo la frase que una vez me dijo Bernardo, un
joven que frecuentaba la obra salesiana: “Acá hay siempre algo para hacer”, al mismo tiempo que esbozaba la
sonrisa más sincera que vi.
De eso se trata: de ofrecer espacios, recibir, dar lugar,
hacer sentir parte. Ofrecer herramientas pedagógicas, técnicas y afectivas
para que cada joven sienta y sepa que puede.
En África se suele
agradecer cada día, con lo mucho o poco que haya traído. Don Bosco nos invita a
estar donde haya que estar,
a hacer lo que haya que hacer. Nos convoca a ser muchos y muchas y a llenar sus
patios de creatividad y presencia. Nos
convoca a que hagamos, con lo que tenemos, lo mejor.
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