6 de Abril de 2022
Apoyo escolar, talleres y espacios de tiempo libre conforman una propuesta integral para chicos y chicas.
La pandemia ha provocado estragos en miles de familias alrededor del país. En Tucumán ha profundizado las condiciones de vulnerabilidad en que vivían adultos y chicos. Por eso para el Centro Educativo Don Bosco este año el desafío es grande.
Este espacio salesiano se ubica en el Barrio Don Bosco en San Miguel de Tucumán, pero sus principales destinatarios viven en el Barrio Juan XXIII. Allí, niños y jóvenes crecen en un contexto de máxima vulnerabilidad social y empobrecimiento, inmersos en un entorno de pobreza, desempleo, delincuencia, consumo y violencia.
El Centro Educativo Don Bosco es ya una referencia en la capital tucumana, y eso se debe al trabajo de salesianos, educadores y voluntarios durante todo el año.
En la Casa acompañan a más de 60 chicos y chicas a través de estas propuestas:
La realidad indica que solo el 70% de los chicos y chicas que asisten al Centro Don Bosco están escolarizados, y que de ese grupo el 40% no sabe leer o lee con dificultad. Son situaciones preexistentes a la pandemia, pero que con esta se profundizaron.
En la Casa se realiza un acompañamiento pedagógico para ayudar a niños y adolescentes a sostener su continuidad escolar, además de que con muchos de ellos es preciso trabajar cuestiones motivacionales, de compromiso y responsabilidad.
En el Centro hay un equipo de educadores y voluntarios, como Marta, Germán y María, que diseñan durante el año las actividades para buscar siempre la mejor forma de acompañar.
Con ese mismo fin se trabaja de manera coordinada con las escuelas a las que asisten los chicos y chicas (Escuela Secundaria Solidaridad y Paz, Escuela Técnica Nº 5 Juan XXIII, Escuela Niños Jesus de Praga, entre otras) y con clubes deportivos del barrio para generar y fortalecer oportunidades de crecimiento sano.