1 de Marzo de 2023
Para más de 50 niños, niñas y jóvenes de Córdoba así se siente participar en el espacio Casa Oratorio Don Bosco.
Un abrazo alentador, una enseñanza que nos quede de por vida, un empujón para transformar un sueño en realidad. Son cosas que a todos nos hacen bien. En Córdoba, muchos niños, niñas y jóvenes lo encuentran en Casa Oratorio Don Bosco.
Este espacio es impulsado por la Parroquia San Juan Bosco y Santo Domingo Savio. Se desarrolla en contextos vulnerables de la capital provincial, con el fin de responder a las necesidades de chicos, chicas y sus familias.
En su nombre conjuga los valores que le dieron origen. Es una Casa, en la que ellos pueden sentirse a gusto y queridos. Es un Oratorio, que hace renacer cada tarde aquel patio de Valdocco en el Turín del Siglo XIX. Y es Don Bosco, inundando en cada juego, cada baldosa, cada educador y voluntario el carisma preventivo salesiano.
Este año junto a Casa Oratorio estamos acompañando a más de 50 niños, niñas y jóvenes que viven realidades de vulnerabilidad socio-económica, educativa y laboral. Gran parte de sus familias atraviesan situaciones de pobreza estructural, desempleo y condiciones habitacionales precarias.
Para ser un puente hacia un futuro mejor, en Casa Oratorio se diseña una red de actividades complementarias de lunes a viernes: apoyo escolar, talleres lúdicos-recreativos (como hockey, fútbol, arte y manualidades, cocina), talleres de capacitación laboral. Además se brindan meriendas todas las tardes y se promueven momentos especiales como un encuentro festivo de fin de año.
“Es como una segunda casa, como una familia para mí”. Así se siente Priscila, que participa desde hace casi 10 años.
Lo mismo sienten muchos otros jóvenes. Un amor, además, que se transmite de generación en generación, como es el caso de Brenda: "Siempre me sentí bien, querida, apoyada. Tengo muchos recuerdos de cuando yo era chica y ahora como mamá me encanta que mi hija venga".
Cada año acompañamos esta propuesta y comprobamos el impacto que tiene en la vida de quienes participan, desde permitirles avanzar en su escolaridad hasta llegar a formar parte de un club de hockey de la zona. Muchos sueños ya se han cumplido gracias a Casa Oratorio. ¿Vamos por mucho más?