26 de Febrero de 2019
El Centro Don Bosco ya es parte de la identidad de San Miguel de Tucumán, gracias a años de trabajo por la educación y la inclusión.
Don Bosco trabajó hasta el último día de su vida por los más pobres y vulnerables, en especial jóvenes, niños y niñas. Una sociedad más justa, donde los jóvenes tuvieran oportunidades de educación, trabajo y recreación, fue el anhelo que lo movilizó en cada tarea que emprendió.
Los salesianos han continuado su labor y hoy mantienen viva su obra en 136 países, en los cuales se sostienen 2000 sedes. En San Miguel de Tucumán, capital de dicha provincia, se encuentra una de ellas.
Precisamente lleva el nombre del fundador de la Obra. El Centro Don Bosco es una Casa pensada, desarrollada y sostenida para los jóvenes más vulnerables de Tucumán. En ella participan 60 niños y niñas de 6 a 18 años en situación de vulnerabilidad social.
En el centro la preocupación primordial es la educación de los jóvenes, base de un futuro de oportunidades y desarrollo personal. Esa premisa guía la labor diaria, apoyada en la vinculación con las escuelas a las que asisten los chicos y chicas y las tareas desarrolladas en el propio espacio, como el apoyo escolar.
La formación apunta a que los jóvenes puedan aprender a desempeñarse en distintas especialidades, para lo cual se proponen talleres diversos como el de cocina básica, el de arte y el de música, entre otros.
La educación también consiste en la práctica de deportes y el cuidado del propio cuerpo. Por esa razón el Centro Don Bosco crea y promueve convenios con instituciones deportivas de la zona, alentando y acompañando a chicos y chicas en el desempeño de las propuestas recreativas.
Tantas acciones y actividades requieren de una correcta alimentación, necesidad básica de toda persona. Por eso en esta Casa se preocupan para que a ningún joven le falten las comidas diarias.