15 de Abril de 2025
Distintos espacios educativos hacen de la Vicaría Sagrado Corazón un refugio para chicos y jóvenes en Barrio Ludueña (Rosario)
“Acá también pasan cosas buenas”. Con esa frase Gonza resume lo que para él significa Rosario y, especialmente, su barrio: Ludueña. Es probable que hayas leído o escuchado en estos últimos años sobre este barrio, en general por cuestiones negativas. Sin embargo, como dice él, también pasan cosas buenas. Muchas ocurren en la Vicaría Sagrado Corazón, casa salesiana que es mucho más que un espacio educativo.
En la Vicaría Sagrado Corazón conviven distintos espacios educativos que permiten acompañar a chicos, chicas, adolescentes, jóvenes y adultos en situación de mayor vulnerabilidad social y económica.
Hablamos de la Escuela Primaria “Luisa Mora de Olguin”, donde asisten 360 niños y preadolescentes; el Colegio Secundario Don Bosco, con 218 estudiantes; la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos con 100 estudiantes; y la Escuela Nazaret, donde 100 adolescentes, jóvenes y adultos se capacitan en talleres de formación profesional.
Precisamente en esta última, Gonza se capacitó en el taller de Carpintería, donde descubrió mucho más que una propuesta educativa: "La verdad es que es un espacio de vida, hay mucha vida. Para mí la escuela significa familia y unión. Es una salida de escape de la realidad que estamos viviendo en la ciudad de Rosario".
El testimonio de Gonza se replica en el sentir de muchos de sus compañeros y de quienes asisten a las otras escuelas de la Vicaría, quienes encuentran en la casa salesiana un espacio de contención, donde los cuidan y los quieren: un lugar para crecer y soñar.
La Vicaría Sagrado Corazón es Casa donde se viven vínculos sanos y amables, Patio donde se experimenta la alegría del juego compartido, Escuela donde se aprende y Parroquia donde encontrarse con un Dios vivo y presente en cada persona.
Esto cobra valor especial teniendo en cuenta que muchos de los estudiantes enfrentan situaciones de alta vulnerabilidad, condiciones precarias de existencia y falta de oportunidades laborales, y se ven expuestos a circuitos delictivos, consumos de sustancias y apuestas y juegos virtuales en tendencia creciente.
Los orígenes de la obra educativa de la Vicaría se remontan hacia 1930, cuando la Señora Luisa Mora de Olguin dio un lugar a los niños sin escolaridad del barrio Ludueña. Los chicos iban a “tomar la leche” a lo de Doña Luisa, y ella aprovechaba para crear lazos y enseñarles a leer.
Con el paso del tiempo, y gracias a la labor incansable de otras personas como Luisa de Vicente y el Padre Edgardo Montaldo, se fue desarrollando esta acción educativa y socio comunitaria con el fin de generar “un lugar para los que no tienen lugar”.
Llegados al 2025 -150º aniversario de la llegada de los salesianos a Argentina- desde Por los Jóvenes - Don Bosco nos proponemos acompañar a la casa salesiana en mejorar las condiciones edilicias para ofrecer un ámbito institucional educativo y comunitario ameno, agradable y limpio con criterios de inclusión, contención y garantización de derechos, donde los estudiantes asuman el protagonismo y que los invite a permanecer en la escuela.