19 de Febrero de 2024
Escuelas y otros espacios educativos tienen un impacto que excede el ámbito del aula.
Se acerca el inicio de clases. Entre fines de febrero y principios de marzo se llenarán de vida las aulas y los patios de Argentina. En un contexto de grandes desafíos económicos y sociales, con una elevada pobreza y dificultades en muchas familias para cubrir las necesidades básicas, estos ámbitos adquieren una trascendencia fundamental en la vida de chicos y chicas, adolescentes, jóvenes y adultos que allí hacen mucho más que estudiar.
Las escuelas y otros espacios educativos (como centros sociocomunitarios donde se brinda apoyo escolar) son lugares de aprendizaje, de socialización con pares y educadores, y de acompañamiento a nivel humano.
Y también, y no menor, en donde muchas veces se cubren necesidades básicas insatisfechas en otros ámbitos. Entre ellas la de alimentación: en gran parte de las escuelas, los estudiantes reciben el almuerzo, para muchos la única comida fuerte del día.
Sin dudas, cuando decimos escuelas lo primero que se viene a la mente es la educación formal en sentido estricto. El estudio, las tareas, los exámenes. Y claro que es la función principal.
Si bien no hay datos del último año, se puede trazar un panorama de la situación actual. Los últimos datos que se tienen son de 2022 y muestran un aspecto positivo y otro negativo.
Del lado positivo, creció el total de chicos que terminaron la escuela a los 17 años, que es el tiempo esperado. Se pasó del 45% en 2016 (45 de cada 100 jóvenes terminaron la escuela a los 17 años) al 53% en 2020 y al 61% en 2022.
Además, esta tendencia se verificó en casi todo el país (20 de las 24 jurisdicciones).
Sin embargo, del otro lado tenemos que solamente el 13% logró terminar sus estudios “en tiempo” y también “en forma”, con los conocimientos mínimos de lengua y matemática estipulados por las pruebas Aprender. Es decir que, desde lo cualitativo, queda mucho por hacer.
Creemos en la educación como “la herramienta más poderosa para cambiar el mundo”, como dice la frase que se atribuye a Nelson Mandela, y también la vida de cada persona en particular. Por eso es importante que tanto chicos como adultos tengan la oportunidad de estudiar.
Durante los últimos años, desde Por los Jóvenes - Don Bosco acompañamos propuestas educativas en distintos niveles. Desde la primera infancia, como hicimos con el nivel inicial del Colegio San Juan Bosco en Eugenio Bustos, así como primaria o secundaria, como fue el caso de la Casa San Antonio de Padua en Córdoba.
También apoyamos propuestas para jóvenes mayores y adultos, quienes cada vez constituyen un universo mayor en el total de quienes completan sus estudios. En Por lo Jóvenes - Don Bosco, por caso, acompañamos a chicas como Lourdes y Juli para que retomen el secundario y lo terminen en Rosario.
Como mencionamos, la educación excede los límites del aula, y como salesianos creemos que forma parte constitutiva de cada acción que se realiza en el patio, la parroquia y otros espacios.
Las instituciones educativas cumplen un rol fundamental a nivel social y además contribuyen a cubrir necesidades básicas, entre ellas las de alimentación.
Asimismo es importante el acompañamiento que se hace a chicos, chicas y jóvenes en su trayectoria escolar. Por eso desde propuestas como Casa Oratorio Don Bosco en Córdoba se brinda apoyo escolar primario y secundario, y se trabaja en complemento con las escuelas a las que asisten sus jóvenes.
Desde Por los Jóvenes - Don Bosco acompañamos estas propuestas para garantizar la inclusión educativa de jóvenes en contextos de vulnerabilidad. Sumá tu apoyo a esta causa haciendo una donación acá.