2 de Junio de 2018
Saberse útil, alcanzar metas, valorarse, asumir responsabilidades, relacionarse. Por estas cuestiones y muchas otras, trabajar y formarse para hacerlo dignifican a una persona.
El 25% de los jóvenes en Argentina no puede acceder a un empleo. Todos ellos deberían poder trabajar. Gracias a un empleo una persona logra tener solvencia económica y satisfacer sus necesidades. No obstante, el trabajo encierra mucho más que un aspecto utilitario. ¿Por qué trabajar dignifica? ¿Qué rol juega la formación?
Ser más humanos y menos recursos Trabajar dignifica a la personas, siempre que sea un empleo decente. Un trabajo digno es aquel que promueve el crecimiento de lo humano. Se trata de reconocer a la persona como tal, desnaturalizando conceptos tan arraigados como el de “recursos” humanos. El desarrollo personal debe ser la prioridad, como también lo es en la formación. La formación para el trabajo es educación en un doble sentido: en oficios y en valores. Se aprende a realizar tareas buscando el bien colectivo y desde una actitud honesta y responsable.
Sólo si ambos aspectos se entrelazan se logran los objetivos de la formación para el trabajo: acercar al empleo y promover el desarrollo humano. La formación, al igual que el trabajo, dignifica. Por eso no se puede dejar para mañana.